Hace unos
días una amiga me compartió un hermoso estudio fotográfico Jaime C. Moore
llamado …not just a girl y lo
acompañó con una pregunta que me ha tenido pensando por varios días “cuáles te
gustarían que fueran algunos de los role models de tus hijas? (sic)”
Mi
reflexión empezó con una idea que ya había cruzado mi mente hace algún tiempo:
“Yo no sé nada de mujeres”. Aparte de los ejemplos obvios como Ángela Merkel,
Hillary Clinton, Hannah Gabriels y las hermanas Poll, no tengo nada (estirando
mucho la cuerda me da para llegar a Marie
Curie). Además, si soy honesto la verdad no sé casi nada de estas
mujeres como para tener claro si son los role
models que quiero para mis hijas y tampoco tengo suficientes referencias
bibliográficas en mi cabeza como para pensar en autoras que me parezcan
espectaculares (mea culpa).
Sé bien
que leer y educarme más sobre las mujeres es una tarea que tengo pendiente y
cuyo símbolo actual en mi vida es el libro de Gioconda Belli que tengo en la
mesa de noche pero que admito no he tocado.
Entonces
seguí y seguí y seguí pensando... y bueno para lo que valgan acá están las
conclusiones que tengo hasta ahora y las mujeres que quiero sean el ejemplo a
seguir de mis hijas.
Tomada del Facebook de |
Su mamá: si Dios quiere, y yo me
encargo de hacer bien las cosas, el principal ejemplo que quiero que mis hijas
sigan es el de su mamá. Espero escogerla bien y que sea una persona que les
pueda dar a ellas lo que yo no puedo y que sea un ejemplo no solo para mis hijas
sino también para mí. No pido que sea perfecta pero espero que sea humilde para
reconocer sus faltas y fuerte para luchar por enmendarlas; que sea paciente
para que entienda las mías, pero que sea exigente para que no las acepte
ciegamente y me obligue a ser mejor cada día. Seguramente podría pensar mil
cosas más pero no hace falta. Solo espero que sea alguien a quien mis hijas
puedan admirar.
Mi mamá: en la vela de su hermano
uno de mis mejores amigos pidió a los que estábamos allí presentes que
recordáramos a su hermano “como lo que él era: puro amor”. No puedo encontrar
una forma mejor de describir a mi mamá, quien la conozca sabe que ella es “puro
amor”. Además de ser puro amor mi mamá
es “pura alegría”, aunque creo que eso es solo la forma en que comparte con el
mundo todo el amor que tiene en su corazón. Mi mamá siempre tiene una sonrisa
en el rostro y siempre está lista para inundar cualquier habitación con su
“discreta” risa. Tengo claro que de ella he aprendido a disfrutar la vida, a
ser feliz y a aceptar que a la tristeza hay que darle también su lugar, pero
que nunca, nunca, nunca se le puede permitir que nos destruya la alegría.
Mi tía Ligia: mi tía Lígia es
probablemente, junto con mi papá, la persona más trabajadora que conozco. Ante
la muerte de mi abuelo se dio a la tarea
de sacar a sus hermanos y a sus propios
hijos adelante y desde que la conozco no la he visto nunca dejar de trabajar.
Mi tía Ligia también es soñadora y perseverante. Cuando no tenía carro el
llavero de su casa era de BMW y solía decir, ante la risa burlona de más de uno,
que llegaría a tener uno pronto. Hoy, unas cuantas décadas después, ha tenido
el placer de destrozar no uno, sino dos BMW porque mi tía es muchas cosas pero
no es muy buena al volante. Pero esa historia se queda corta ante una de las
historias que más me gusta escucharle. En algún momento, probablemente de los
años 60, mi tía trabajaba en el Ministerio de Educación y observó que los
estudiantes del Colegio Lincoln obtenían muy buenos resultados en las pruebas
nacionales y tomó en ese momento la decisión de enviar ahí a estudiar a sus
hijos, lo cual también fue motivo de burla. Sin embargo, muchos años y mucho
esfuerzo después, mi tía tiene al día de hoy 3 hijos egresados del colegio que
ella escogió como un sueño para ellos. Por último mi tía es resistente. Sé bien
que no ha tenido una vida fácil y que ha sufrido pero ella disfruta y se
asegura de celebrar su vida y de compartir con los que están a su lado. De eso
somos testigos todos los que hemos azotado las baldosas de la terraza de su
casa al ritmo de la música de moda. Además mi tía tiene los puntos extra de
haberme dado a mi primita Adri, mi compañera de muchas aventuras y uno que otro
susto.
Por último
les dejo este poema de hablado de Sarah Kay titulado “B” que me gusta mucho. Espero que
algún día mis hijas puedan decirle a la gente that they really
ought to meet their mother.