Friday, November 7, 2008


Me gustan las tardes de lluvia,
cuando se me moja el corazón.
Y los pequeños rayos del sol
escapan a través de las nubes
y calientan mi alma.
Es en esas tardes que siento el peso de la vida.
Ese peso que a veces me agobia,
pero que me recuerda que estoy vivo.
Me gustan las tardes de lluvia,
cuando me cubro del frío con tu piel.
Y el lunar de tu cuello acapara mi atención.

Thursday, October 23, 2008

La princesa con los ojos de colores

Conocí una vez una princesa que tenía en sus ojos todos los colores del mundo. En sus ojos grandes habitaban unos junto a otros, para confundirse en su pupila.
La princesa, quién quizás también era bruja, podía ver los verdaderos colores del mundo. No son estos los colores que todos observamos. Ni los tonos que únicamente se revelan cuando el sol se encuentra en la posición correcta.
La princesa veía los colores del alma; del alma de los hombres y de los animales, del alma de la tierra, del alma del tiempo. Y aunque nunca me lo dijo, ni se lo pregunté, sospecho que veía también los colores de Dios.
Sin lugar a dudas, eran bellos los ojos de la princesa, era bella la princesa.