Sunday, April 26, 2009

Lo escuché en el viento

Soy inocente de estos versos
Solo los capto en el viento.
No es mi voz, no son mis sentimientos.
Son los sueños del mundo
que a mis manos llegan
y en el papel se impregnan.

Ellos se estrellan contra mi
anhelando una hoja en blanco
y una pluma fresca.

Fugases recorren mi cuerpo
buscando una expresión trascendental.
Efímeros, son solo momentos,
si realmente fueran míos
podría retenerlos.

Me absorben, me dominan,
me seducen y yo me entrego.
Rendido, impotente, esclavo
de sus deseos.

Soy esclavo de los versos.
Como esclavo soy de tus besos
y de tu mirada o dulce esperanza,
sublime voz del Universo.

Sos vos

Sos la luz en el horizonte,
la que me mantiene con fe
en estas horas oscuras.

Son tus brazos la orilla
a la cual me aferro;
y tus ojos el lugar
en el cual me refugio
durante la tempestad.

Son tus labios
maná de vida
en este éxodo.

Sos el arca donde guardo,
de mi corazón aquello
que no deseo perder

Life

Life, four letters defining the infinitely small time spam that we are granted with no apparent reason, other than entertaining a vicious child that is obsessed with his excessively complicated ant farm.
Yet, it is so absolute and so fragile, such a beautiful gift or just a sadomasochistic joke. Questions shooting through my mind make me pretend I’m conscious of some sort of repressive self that keeps me from being one with the universal love.
Feelings that feel so real, in spite they are just dreams of a dreaming dragon from a far away land, where the sun always sets but never rises. Where knights in shinning armours never fight, but always die.

Thursday, April 23, 2009

Ella bailaba...

Y la vi bailar
y ella bailó para mi.
Uno tras el otro,
sus pies sobre el escenario
le hacían el amor a quien mirara atento.

Desde mi lugar yo sonreía,
con esa sonrisa que tienen
los pícaros ante la complicidad
de una amante delirante de pasión.

La escena era suya
y era ella
y sin dudas era bella.
Sus pies volaban un tras el otro
sobre el escenario.

Sus manos reflejaban su fragilidad.
Esas manos que en otras noches me rasgaban,
esa fragilidad a la que en otras noches me aferrara.

Dio un giro y dejó expuesta su espalda.
Aún recuerdo los versos que con mis besos
sobre ella escribí.

El lienzo de su piel
bajo la tenue luz brillaba.
Mientras que su cuerpo
y la música su alma develaban.